Bayern Múnich 2-1 Real Madrid: Mario Gómez castiga a un Madrid menor
Jue Abr 19, 2012 4:02 pm
El Bayern marcó al principio y al final del partido. Un Real Madrid irreconocible marcó al volver del descanso y se limitó a defenderse. Lo pagó
El Real Madrid da un paso atrás en su camino por lograr un doblete esta temporada. No ya por un resultado que se antoja justo en el Allianz Arena, sino por una imagen raquítica en el momento clave del curso. Ribéry marcó muy pronto en una nueva jugada a balón parado, llevando los nervios a un equipo merengue descompuesto durante toda la primera parte ante el vértigo muniqués. Nada más volver del descanso, Ozil llevaría las tablas al marcador, lo que es el mejor clavo al que agarrarse de cara al pase a la final, pero que en el transcurso del partido fue un aliado engañoso. Y es que el cuadro blanco se echó atrás con la comodidad del resultado, y acabaría pagándolo. El Bayern había tenido varias antes, pero Mario Gómez esperaría al último minuto para imponer su castigo, focalizado además en Coentrao y Arbeloa, superados en todo momento, y también en el gol que obliga al Real Madrid a una noche de esas mágicas que tanto le gusta al madridismo.
Y eso que en primera instancia no lo pareció. Pues los primeros minutos del encuentro fueron el inicio que seguro soñó José Mourinho, con un Real Madrid con mucha personalidad, robándole la pelota al Bayern, y probando a Neuer, como hiciera Benzema cuando el electrónico apenas llevaba funcionando seis minutos. Sin embargo, toda esa efusividad se disipó al cuarto de hora cual aspirina efervescente. Y es que el Bayern sí que supo aprovechar su ocasión, y Ribéry puso muy pronto en ventaja a los locales.
El gol llegó una vez más en una jugada a balón parado, la 16ª de esta temporada. El técnico madridista se empeña en convertir Valdebebas en un búnker, pero parece que ni así ha sido capaz de evitar que los córners y faltas se hayan convertido en la auténtica bestia negra de los merengues.
Ribéry aprovechó que nadie le marcaba y un rechace que tocó en Badstuber cerca de su brazo (si no fue directamente en su brazo) para fusilar a Casillas desde el punto de penalti. Un jugador local estaba delante de Iker en posición de fuera de juego, pero el autoritario Webb no lo consideraría relevante. Igual que otras muchas acciones en contra del Real Madrid, que con el gol del Bayern se olvidó de lo que era su fútbol y durante la mayor parte del partido, se preocupó más de ganarse el favor de un trencilla insobornable a base de piscinazos que sólo le llevaban a perder las posesiones.
FRANK RIBÉRY
17 Suyo fue el gol de la polémica
93 Elegido el TOP del partido
SU PUNTUACIÓN: 7.5 El francés fue uno de los mejores jugadores del partido, protagonistas de las más claras ocasiones del Bayern y autor del primer gol alemán.
Gran parte de esas discusiones donde se enredaban los blancos llegaban a raíz de lo que sucedía en las bandas. El duelo Robben-Ribéry contra Arbeloa-Coentrao prometía ser desigual, y efectivamente lo fue. Si es que en algún momento es un duelo un enfrentamiento ante nadie. Porque la dupla franco-holandesa hizo lo que quiso en la primera parte ante un Madrid no sólo noqueado por el gol, sino además roto sobre el campo. Xabi y Khedira se dejaban el alma por hacer las coberturas en los laterales, mientras que los cuatro atacantes merengues se resistían a ayudar en defensa, de forma que el dibujo merengue se transformó en un 1-6-4 con el que fue imposible imponer el fútbol al que acostumbra ante un Bayern que con poco hacía mucho daño. De hecho, si no fuera por un paradón de Casillas a tiro de Mario Gómez, al descanso la diferencia podía haber sido mucho mayor.
Sin embargo, por obra y gracia del dios del fútbol, en la segunda parte se repitió idéntico guión, pero intercambiándose los protagonistas. Esto es, sería el Bayern el que comenzaría agobiando, y el Real Madrid el que acertaría de cara al gol a los siete minutos de la reanudación. Benzema dirigió muy bien un contraataque que Ronaldo no supo resolver en el mano a mano. El rechace llegó de nuevo a Benzema, cuyo centro se paseó por delante de Neuer para que el propio Cristiano la cazara en la línea de fondo y asistiera a Ozil, que remachó al fondo de la red sin oposición ninguna. La primera jugada bien mereció el gol. Al Real Madrid no le importó que fuera en la segunda.
Sobre todo porque, a partir de entonces, aunque el Real Madrid siguió sin encontrar la personalidad que había olvidado, por lo menos jugó con la tranquilidad, el empaque y el orden sobre el campo que le permitía el resultado. O lo que es lo mismo, conseguido el primer gol, ya no se preocupó de buscar el segundo.
De hecho, fue el conjunto muniqués el que seguía volcado contra Casillas, aunque esta vez ante un Madrid un poco más fiable aunque igual de inoperante en ataque. Así, a base de insistir, el cuadro bávaro tendría sus ocasiones ante un Casillas que a punto estuvo de recoger otro balón de las mallas si Mario Gómez emboca a gol una nueva jugada a balón parado mal defendida por Ramos cuando estaba solo dentro del área pequeña.
José Mourinho dio entrada a Marcelo y a Granero por Ozil y Di María, en un intento por hacerse con el balón con gente de refresco. Pero ni con ésas. Llevaba haciéndolo desde el minuto quince, y el Real Madrid ya sólo era capaz de defenderse con uñas y dientes como gato panza arriba. Nada había del Real Madrid arrollador, sino sólo de un Madrid tan acomplejado como pragmático.
Y al final, terminaría pagándolo, porque Mario Gómez marcaría en el minuto 89 dándole al cuadro blanco de su propia medicina, pues de tanto atacar al final acabó por derribar el muro merengue. Le pasó ante el CSKA, ante el Málaga, ante el Villarreal, y le volvió a pasar una vez más. De cara al partido de vuelta, el Real Madrid deberá revisar sus armas y cómo las emplea, porque el Bayern ha demostrado no ser el APOEL y que la zozobra se paga cara a estas alturas.
El Real Madrid da un paso atrás en su camino por lograr un doblete esta temporada. No ya por un resultado que se antoja justo en el Allianz Arena, sino por una imagen raquítica en el momento clave del curso. Ribéry marcó muy pronto en una nueva jugada a balón parado, llevando los nervios a un equipo merengue descompuesto durante toda la primera parte ante el vértigo muniqués. Nada más volver del descanso, Ozil llevaría las tablas al marcador, lo que es el mejor clavo al que agarrarse de cara al pase a la final, pero que en el transcurso del partido fue un aliado engañoso. Y es que el cuadro blanco se echó atrás con la comodidad del resultado, y acabaría pagándolo. El Bayern había tenido varias antes, pero Mario Gómez esperaría al último minuto para imponer su castigo, focalizado además en Coentrao y Arbeloa, superados en todo momento, y también en el gol que obliga al Real Madrid a una noche de esas mágicas que tanto le gusta al madridismo.
Y eso que en primera instancia no lo pareció. Pues los primeros minutos del encuentro fueron el inicio que seguro soñó José Mourinho, con un Real Madrid con mucha personalidad, robándole la pelota al Bayern, y probando a Neuer, como hiciera Benzema cuando el electrónico apenas llevaba funcionando seis minutos. Sin embargo, toda esa efusividad se disipó al cuarto de hora cual aspirina efervescente. Y es que el Bayern sí que supo aprovechar su ocasión, y Ribéry puso muy pronto en ventaja a los locales.
El gol llegó una vez más en una jugada a balón parado, la 16ª de esta temporada. El técnico madridista se empeña en convertir Valdebebas en un búnker, pero parece que ni así ha sido capaz de evitar que los córners y faltas se hayan convertido en la auténtica bestia negra de los merengues.
Ribéry aprovechó que nadie le marcaba y un rechace que tocó en Badstuber cerca de su brazo (si no fue directamente en su brazo) para fusilar a Casillas desde el punto de penalti. Un jugador local estaba delante de Iker en posición de fuera de juego, pero el autoritario Webb no lo consideraría relevante. Igual que otras muchas acciones en contra del Real Madrid, que con el gol del Bayern se olvidó de lo que era su fútbol y durante la mayor parte del partido, se preocupó más de ganarse el favor de un trencilla insobornable a base de piscinazos que sólo le llevaban a perder las posesiones.
FRANK RIBÉRY
17 Suyo fue el gol de la polémica
93 Elegido el TOP del partido
SU PUNTUACIÓN: 7.5 El francés fue uno de los mejores jugadores del partido, protagonistas de las más claras ocasiones del Bayern y autor del primer gol alemán.
Gran parte de esas discusiones donde se enredaban los blancos llegaban a raíz de lo que sucedía en las bandas. El duelo Robben-Ribéry contra Arbeloa-Coentrao prometía ser desigual, y efectivamente lo fue. Si es que en algún momento es un duelo un enfrentamiento ante nadie. Porque la dupla franco-holandesa hizo lo que quiso en la primera parte ante un Madrid no sólo noqueado por el gol, sino además roto sobre el campo. Xabi y Khedira se dejaban el alma por hacer las coberturas en los laterales, mientras que los cuatro atacantes merengues se resistían a ayudar en defensa, de forma que el dibujo merengue se transformó en un 1-6-4 con el que fue imposible imponer el fútbol al que acostumbra ante un Bayern que con poco hacía mucho daño. De hecho, si no fuera por un paradón de Casillas a tiro de Mario Gómez, al descanso la diferencia podía haber sido mucho mayor.
Sin embargo, por obra y gracia del dios del fútbol, en la segunda parte se repitió idéntico guión, pero intercambiándose los protagonistas. Esto es, sería el Bayern el que comenzaría agobiando, y el Real Madrid el que acertaría de cara al gol a los siete minutos de la reanudación. Benzema dirigió muy bien un contraataque que Ronaldo no supo resolver en el mano a mano. El rechace llegó de nuevo a Benzema, cuyo centro se paseó por delante de Neuer para que el propio Cristiano la cazara en la línea de fondo y asistiera a Ozil, que remachó al fondo de la red sin oposición ninguna. La primera jugada bien mereció el gol. Al Real Madrid no le importó que fuera en la segunda.
Sobre todo porque, a partir de entonces, aunque el Real Madrid siguió sin encontrar la personalidad que había olvidado, por lo menos jugó con la tranquilidad, el empaque y el orden sobre el campo que le permitía el resultado. O lo que es lo mismo, conseguido el primer gol, ya no se preocupó de buscar el segundo.
De hecho, fue el conjunto muniqués el que seguía volcado contra Casillas, aunque esta vez ante un Madrid un poco más fiable aunque igual de inoperante en ataque. Así, a base de insistir, el cuadro bávaro tendría sus ocasiones ante un Casillas que a punto estuvo de recoger otro balón de las mallas si Mario Gómez emboca a gol una nueva jugada a balón parado mal defendida por Ramos cuando estaba solo dentro del área pequeña.
José Mourinho dio entrada a Marcelo y a Granero por Ozil y Di María, en un intento por hacerse con el balón con gente de refresco. Pero ni con ésas. Llevaba haciéndolo desde el minuto quince, y el Real Madrid ya sólo era capaz de defenderse con uñas y dientes como gato panza arriba. Nada había del Real Madrid arrollador, sino sólo de un Madrid tan acomplejado como pragmático.
Y al final, terminaría pagándolo, porque Mario Gómez marcaría en el minuto 89 dándole al cuadro blanco de su propia medicina, pues de tanto atacar al final acabó por derribar el muro merengue. Le pasó ante el CSKA, ante el Málaga, ante el Villarreal, y le volvió a pasar una vez más. De cara al partido de vuelta, el Real Madrid deberá revisar sus armas y cómo las emplea, porque el Bayern ha demostrado no ser el APOEL y que la zozobra se paga cara a estas alturas.
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